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Las 10 fallas más habituales en proyectos de seguridad física, que aumentan los costes iniciales y desvirtúan la esencia y calidad del proyecto.
Cada vez más, es necesaria la contratación de un especialista en seguridad física para el desarrollo de un proyecto de edificación, sobre todo, es imprescindible para los inversores que busquen certezas y que no les gusten las desviaciones económicas, ni la desvirtualización del alcance y calidad del proyecto.
En siguientes post mostraré con más detalle, un proceso de ejecución responsable para grandes edificios, centros comerciales e infraestructuras críticas, pero en el post que hoy nos ocupa, quiero concentrarme solo en los errores más habituales del proceso.
Fallas habituales en proyectos seguridad física en edificios
Bajo mi punto de vista, el término que mejor puede definir la capacitación de este profesional es EXPERTISE, entendido como la suma de Formación + Especialización + Experiencia.
Evita el ángulo ciego en el diseño de equipamientos de accesos
¿Quién revisa a la otra parte y comprueba la coherencia de la prescripción?
He resumido algunas de los errores más habituales en la contratación y ejecución de proyectos de seguridad física.
Costes ocultos al encargar el proyecto al propio suministrador de herrajes.
La normalización de accesos afecta a la movilidad vertical y horizontal del edificio, también a la carga de ciclos a soportar, la durabilidad de herrajes, a su estética y capacidad privativa. Al igual que la Ingeniería de seguridad, la normalización y usabilidad requiere de especialidad para tomar decisiones idóneas, plasmarlas en documentos técnicos, coordinar a fabricantes y ejecutar el proyecto.
La ausencia de un consultor especializado produce un diseño no especializado.
En España es habitual confundir al consultor especializado en usabilidad y normativa aplicada a sistemas, con el rol de mero suministrador de herrajes y equipamientos de puerta. Es normal porque en España llevamos muchos años con esta inercia y además es más barato, al menos sobre el papel, aunque al terminar la obra, el resultado es bien distinto en funcionalidad y costo.
Es habitual que el contratista principal busque al suministrador más económico sin analizar más allá porque su objetivo es terminar el proyecto lo antes posible, al precio más barato, en lugar de «al más económico, respetando las calidades».
Ejemplo en horas para Edificio Corporativo de 500 puertas (660 h):
- Proyecto ejecución para licitación: 130 h
- Project Manager en ejecución (consultoría y oficina técnica): 310 h.
- Plan de amaestramiento: 90 h.
- Coordinación planos seguridad: 50 h.
- Auditoria final: 80 h.
Evita el ángulo ciego en proyectos de equipamientos de accesos para puertas.
Realizar el proyecto de licitación con poco nivel de detalle.
En la fase de diseño es donde determinamos gran parte del éxito o fracaso del proyecto puesto que cuanto más detallado se entregue, menos desviaciones generará y viceversa. No siempre es por falta de conocimiento o formación del consultor, en ocasiones, la premura de tiempo, la ausencia de un análisis de riesgos, planos sin definición completa en términos de evacuación, intrusión, carpintería y usos hace que el diseño sea inadecuado y más costoso. Las variables son múltiples y todas tienen consecuencias negativas en la posterior fase de ejecución.
El término «O similar», jurídicamente es un término amplio que permite al contratista principal aumentar el margen de beneficio inicialmente cedido al cliente para ganar la adjudicación proponiendo cambios por productos similares o parecidos que normalmente no son iguales, ni idénticos. Simplemente son más económicos.
Erro en la contratación al separar el tándem “equipos-instalación”
Separar la adquisición de equipos de la instalación, permitiendo que sea realizado por diferentes empresas, genera un vacío de responsabilidad en acabados finales y garantías. ¿A quién llamo cuando tenga una incidencia? ¿Qué tipo de garantía se puede firmar, sobre un producto que no has instalado, ni auditado?
Permitir contrataciones con bajas temerarias u ofertas poco claras
Aceptar bajadas económicas en licitación superiores al 15% sobre el precio del proyecto, supone de facto aceptar cambios en las calidades licitadas. Esto, o mantener un desgaste extremo en las relaciones durante toda la fase de ejecución.
También suele aceptarse la presentación de ofertas poco claras y que por motivos de tiempo, se revisa únicamente el precio y plazo pero no así el detalle del alcance. Mi experiencia es que “el usuario del edificio siempre pierde”.
Permitir cambios sobre el proyecto adjudicado.
Casi siempre presentados por el contratista principal, a cambio de contraprestaciones económicas, sin el estudio técnico preceptivo
Si ya íbamos mal con las 4 fallas anteriores, ahora en la fase de ejecución, el contratista dedica varios meses de un valioso tiempo a forzar cambios a la baja, en lugar de estar concentrado en cumplir con la esencia del proyecto que le fue contratado.
Normalmente esconde el único objetivo de que el contratista recupere margen económico (perdido en baja temeraria o descoordinación de obra), y que a la postre termina pagando el usuario en diferentes formas.
En el caso de que consiga convencer al inversor, arquitecto o project manager, de las bondades de los cambios, el proyecto dejará de tener coherencia integral y se convertirá en multitud de burbujas aisladas, ergo, tendremos un proyecto difícilmente gestionable.
La buena noticia es que los inversores y directores de proyectos cada vez permiten menos cambios porque la experiencia dice que:
No te fíes del contratista principal.
Documentación sin actualizar e inconexa.
Entregar una documentación idónea, parece una obviedad, pero la realidad es que las grandes constructoras entregan el proyecto con una documentación lamentable e ineficaz para la labor de explotación responsable del edificio.
Es lógico porque nadie es capaz de dar coherencia a tanta flexibilidad anterior.
Carencia de visión global de la seguridad.
Esta falla está en el debe de los estudios de arquitectura e inversores.
La tradición hace que con toda naturalidad (es lógico porque así se lleva haciendo décadas), los proyectos son lanzados de forma no integral, es decir, por un lado existe el proyecto de ingeniería de seguridad y por otro lado, existe el proyecto de arquitectura. Aunque ambos deben gestionar las mismas puertas y personas, la realidad se impone para indicarnos que rara vez se integran, con las consiguientes incongruencias y redundancias en fase de ejecución.
Paradigma del más rápido, más barato y mejor.
Es la perfecta combinatoria de fracaso de un proyecto urbanístico.
El inversor “fija” todas las variables: Tiempo “para ayer”, el alcance, precio barato (no económico) y calidad alta. Incluso existen inversores que se creen que este paradigma es alcanzable, sin caer en la cuenta que solo 3 variables pueden ser fijadas (variables exógenas) y la cuarta variable será -consecuencia de-, (variable endógena).
No existe commissioning del proyecto entregado.
Parece lógico realizar una revisión para comprobar la concordancia de lo instalado, con lo licitado y aprobado en el proyecto, pero con tanto cambio cualquiera se aclara. Indudablemente el contratista principal hará todo tipo de artimañas para evitar la auditoria especializada y la terminará haciendo un project manager generalista que igual mira bombillas que puertas.
Nula concienciación de la importancia de lo que cada proyecto significa
En las presentaciones que realizo, suelo terminar con esta reflexión:
Mientras que sabotajes, secuestros, robos, amenazas terroristas y desastres naturales, son de interés periodístico, los sistemas y actividades que protegen instalaciones y personas, contra estas amenazas, se consideran mundanas.
Conclusión. Se planifica para fallar
- No contrato a un consultor especializado porque así me ahorro algo de dinero.
- No realizo un diseño claro, preciso y abierto porque no lo considero o porque tengo prisa.
- Realizo una contratación bajo criterio único de ahorro en detrimento de la calidad.
- En la ejecución permito cambios técnicos y de calidad a propuesta del contratista y sin estudio técnico porque no hay tiempo.
- No controlo que todos estos cambios se estén actualizando al momento.
Casi con toda seguridad recibiré un producto más caro, con retrasos y con un elevado coste operacional anual.
Expertise del Consultor de Seguridad física
Os adjunto una infografía donde reflejo la responsabilidad que también tienen los consultores de seguridad.